miércoles, 14 de julio de 2010

Los españoles en Argentina con toda su pasión . El Obelisco finalmente tuvo su festejo mundial

12-07-2010 - Eduardo Fleming

El lugar por excelencia donde se celebran las victorias argentinas se vistió por un rato de rojo para recibir el festejo de cientos de españoles que se dieron cita para celebrar la brillante obtención del Mundial.

Las infaltables gaitas sonaban una y otra vez para que quede claro que eso no era un sueño, o más bien que ese era el sueño que se hecho realidad

Entre el tradicional “Qué viva España”, pasando por San Fermín, hasta llegar al “Dale campeón” con que se festeja en Argentina, a los cientos de españoles poco pareció importarle el frío ante un triunfo de semejante magnitud, y los autos pasaban por el obelisco se sumaban con sus bocinazos a la alegría española, demostrando una vez más la hermandad entre Argentina y España.

Entre todos los asistentes, el Embajador Rafael Estrella pasó por allí, luego de pasar a saludar por el Club Español, y, acompañado por un exultante Pedro Bello -Presidente de la Federación de Sociedades Españolas y uno de los referentes de la colectividad española- gritaron bien fuerte por el título obtenido.

Como nota de color se encontraban los participantes de Bailando por un sueño Sarah “Paddy” Jones de 75 años -inglesa ella- junto a su bailarín Nicolás Espinoza -este sí español- quienes acaparaban las miradas y pedidos de fotos de todos los que tuvieran cerca.

Pero para que el festejo en el Obelisco sucediera, antes hubo un partido. Y para ver el mismo dos fueron los lugares donde los españoles sufrieron y gozaron por igual: la Cancillería de la Embajada de España y el Club Español.

En la Cancillería -lugar donde DiarioCritico de Argentina presenció el encuentro- trescientas personas colmaron las instalaciones, con un fervor que superó todas las expectativas.

Por allí se lo podía ver al Consejero de Turismo Julio Moreno, tanto o más contento que el día que España consiguiera su ensaladera en la final disputada en Mar del Plata, el Ministro Consejero Rodrigo Aguirre de Cárcer con un look muy particular, al embajador más previsor que en el encuentro ante Alemania, sumándole a su remera de la selección un saco para evitar algún molesto resfrío, aparecían también los integrantes de la Agrupación Hijos y Nietos de Españoles, disfrutando por primera vez un mundial como español hecho y derecho -’¡qué debut! ¿no?- donde Daniel Barreiro estrenó la camiseta de la selección que le regalara su hermano, o Guillermo García Suárez con la remera de Asturias en el pecho o Diego Vidal con el equipo de gimnasia español con su zurda preparada por si le tocaba entrar, representantes de la Cámara Española de Comercio -donde Ambrogi, su presidente, tuvo su lugar “vip” para ver la final en un cómodo sillón que estaba frente a los plasmas que se agregaron para la ocasión- o bien al presidente de la Asociación de Jóvenes Descendientes Gustavo Fernández junto a su ladero Gastón Juan portando los colores de Argentina y de España como indicaba la ocasión.
Pero el que tampoco faltó a la cita fue el Pulpo Paul, que un aficionado no se desegó de el durante un minuto, aunque a medida que pasaban los minutos las súplicas también iban dirigidas hacia él.

El “a por ellos” y el “yo soy español, español, español” fueron los cánticos que dominaron la tarde”, y Casillas, Puyol, Iniesta y Villa los jugadores que fueron más aplaudidos durante la final.

Si el ambiente era tenso, ni que hablar cuando el juez pitó el final de los noventa minutos. Las quejas por la permisividad del árbitro ante las infracciones holandesas ya a esa altura estaban en la boca de todos, y hasta los primerizos en esto de ver fútbol no llegaban a comprender como esa salvaje patada contra Xabi Alonso no había finalizado en tarjeta roja.

Pero cuando el inglés -recién en el suplementario y a minutos para el final- decidió que ya era hora de expulsar a un holandés, la ilusión de evitar los penales volvió a los corazones, y, cuando el gran Iniesta -el Bochini de estos tiempos- metió el gol de la victoria, “explotó” la Embajada y ya el campeonato estaba al alcance de las manos.

Solo faltaba que pitara el final ara que “La tarde más espectacular de mi vida” como repetía una y otra vez por teléfono, fuera una realidad, y ahí la alegría contenida se desatara las lágrimas de emoción se mezclaban con las canciones tradicionales, mientras todos los canales nacionales reflejaban como desde la Embajada se gritaba bien fuerte y con toda justicia el merecido “Dale Campeón”.

http://www.diariocritico.com/argentina/2010/Julio/noticias/218292/festejo-espana-mundial-embajada-obelisco.html

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